Catala (1969) se refiere a los primeros muertos por la tortura
característica de esta dictadura.
Socorro
Cabrera fue víctima de la cobarde vileza de quienes el 21 de octubre lo
asesinaron fríamente en Villa Zoila. Tamayo Suárez, Gámez Calcaño y otros más
fueron los refinados verdugos que dirigieron la alevosa perpetración de esas
torturas. Socorro Cabrera, un hombre del pueblo, recibió planazos, bayonetazos,
de manos del grupo de oficiales que cumplieron la criminal venganza. De Villa
Zoila, sangrando, agónico, fue llevado al Hospital Vargas, y allí entró en
agonía lenta, hasta meses después cuando falleció. Su cadáver fue llevado en
silencio doloroso al Cementerio de Caracas, sin la compañía de sus familiares.
Marcial
Morales fue asesinado en Maracaibo. Largos días de torturas golpes, vejámenes
físicos, plan y palos agotaron aquella existencia. Cuando su salud entró en
crisis, fue enviado un m'edico a reconocerlo, el doctor Leonardi, quien recetó
cínicamente "unas cucharadas". Murió Morales en el abandono más
absoluto, sin más compañía que sus carceleros, sin otro alivio que la cerril
prohibición de sus secuestradores que le pedían que muriese en silencio, sin
protestar.
Otros
muertos anónimos han sido sepultados por la dictadura. En Falcón pereció un
compañero, obrero petrolero, en manos de los torturadores. Y en Anzoátegui y
Monagas, durante la persecución posterior al 12 de octubre de 1951, fueron
acribillados por la guardia nacional humildes hijos del pueblo, cuyos nombres
se desconocen. (p. 80)
Catala J. (1969). La Denuncia, crímenes y torturas en el régimen de Marcos Pérez Jiménez. Caracas, Venezuela.
Catala J. (1969). La Denuncia, crímenes y torturas en el régimen de Marcos Pérez Jiménez. Caracas, Venezuela.
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